miércoles, 23 de octubre de 2013



La Ciudad como Derecho en Disputa



Sólo la asunción de la plani cación por la clase obrera
y sus mandatarios políticos puede modi car profundamente la vida
social y abrir una segunda era: la del socialismo, en los países
neocapitalistas. Hasta entonces, las transformaciones permanecerán
en la super cie, en el nivel de los signos y el consumo de signos,
del lenguaje y del metalenguaje. Sólo pues, con determinadas
reservas cabe hablar de revolución urbana”
Lefebvre, El Derecho a la Ciudad


Un concepto polisémico… y polémico
El problema del derecho o acceso a la ciudad poco a poco se instala en la agenda de los estudios sociales, ciertamente porque responde a crisis socio-ambientales-habitacionales insoslayables. También, porque aparecen movimientos sociales y políticos que comienzan a revisar estas cuestiones. Si algo caracteriza a la noción de “derecho a la ciudad”, inaugurada por Lefevbre, ya hacia nes de los años 60, y retomada en los últimos años por autores como Harvey, Borja y Garnier, es el hecho de tratarse, como dice Harvey, de un “signi cante vacío”, cuya de nición está teñida, por tanto, de una gran vaguedad. Cuando hablamos de “derecho a la ciudad”, pues, lo primero a comprender es que se trata de un concepto en disputa. Esto da cuenta de su carácter político, y de la grancarga ideológica que éste contiene: del modo en que entendamos el “derecho a la ciudad” dependerá el análisis que hagamos de la realidad, así como las estrategias desplegadas para alcanzarlo. En efecto, a pesar de la gran vaguedad que encierra el término, existe un acuerdo indiscutido: el derecho a la ciudad es algo a alcanzar, es decir, un derecho que hoy no está garantizado para grandes sectores de la sociedad.
En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) a nes de 2012 terminó de instalarse en la agenda de numerosas organizaciones sociales la cuestión del derecho a la ciudad, a raíz del con icto suscitado por la confección de un paquete de leyes consensuadas por el kirchnerismo y el Pro, habilitando y facilitando a los desarrolladores inmobiliarios una participación hegemónica en la producción de ciudad, en detrimento de la clase trabajadora.

Las legislaciones impulsadas apuntaban en gran medida a un desarrollo urbano dirigido a sectores de alto poder adquisitivo, el cual, no padece problemas de acceso a la vivienda formal, al transporte, educación, etc.; es decir, al derecho de vivir dignamente en la ciudad, a diferencia de la creciente población de las villas miserias, de aquellos que se encuentren en situación de habitabilidad precaria y, en el peor de los casos, de la población en situación de calle que difícilmente se encuentren en condiciones materiales de ejercer dicho derecho. En rigor, a partir del mencionado con icto surgieron algunas preguntas estimulantes para re exionar y comenzar a “llenar” de signi cado el concepto de derecho a la ciudad, ¿ciudad para qué y para quiénes? ¿cuales son los mecanismos de participación ciudadana? ¿alcanzan? ¿dónde radican sus limitaciones? ¿es posible pensar en otro tipo de ciudad? ¿cómo? Jordi Borja considera la expresión “Derecho a la ciudad” como una “conquista social e intelectual de la última década”. Entre los académicos, la mayoría de las veces es asociado al acceso a la vivienda formal urbana, y a la infraestructura y servicios. Sin embargo, en los últimos años se suele reconocer esa interpretación como un “reduccionismo viviendista” y se complejiza, entendiendo que, en palabras de Borja, “el derecho a la vivienda, sin derecho a la movilidad, al trabajo, a la centralidad, no es su ciente para formar ciudadanos”
Lo que se observa cuando uno empieza a prestar atención a estos temas es que, al analizar artículos, libros,
paneles, conferencias, etc., en todos los casos, los diagnósticos y las conclusiones son similares, y oscilan entre los siguientes postulados:
+ Existen legislaciones, pero no se cumplen. Requerimos de “voluntad política” para aplicar las recetas, y
así lograr el derecho a la ciudad (concepto por cierto asociado casi exclusivamente al acceso a la vivienda, aunque
en los postulados generales se pronuncie como algo necesariamente más amplio)
+ El neoliberalismo arrasó con las ciudades. Hay que revisar el papel del estado, quien debe ser el garante
de este derecho para todos los ciudadanos.
+ Los gobiernos corruptos imposibilitan el avance hacia estos derechos
+ Los avances que se logran son después de grandes luchas y en relación fundamentalmente a la titularización de las tierras ocupadas (legalización del dominio).
En todas estas conclusiones se observa como elemento común la importancia que se le asigna al rol del estado como garante de derechos. Por el contrario, no son habituales análisis que den cuenta de la lógica de producción y reproducción material y discursiva dominante, a partir de la cual se estructura la realidad y se interviene en ella. Lo que queremos decir es que el modo de producción capitalista se naturaliza de manera tal que la producción de discursos respecto al derecho a la ciudad queda subordinado al mismo, acumulándose numerosas conclusiones que intentan dar respuesta a los problemas urbanos dentro del “paradigma capitalista”.
A su vez, existe un elemento que también subyace en muchos planteos sobre el Derecho a la Ciudad: es común observar cómo el problema se suele explicar por el Neoliberalismo, y no por el Capitalismo como modo de producción. Esto está en estrecha relación con los planteos estatistas antes señalados.
A partir de estos axiomas presentes en los discursos académicos y también políticos acerca de la producción social del hábitat, a saber: 
a) el problema está en el rol que asume el estado,
b) neoliberalismo y capitalismo son la misma cosa, nos preguntamos ¿es posible pensar el ejercicio del derecho a la ciudad en términos capitalistas, si para acceder a vivienda digna, transporte, educación, etc. son imprescindibles condiciones materiales especí cas, que por de nición se encuentran distribuidas desigualmente en el seno de una sociedad de clases?

Pensar y debatir, actuar y disputar: Geoide y el Derecho a la Ciudad en la CABA
Estas re exiones acerca del Derecho a la ciudad, surgen de la lucha y la intervención de Geoide en diferentes
ámbitos, como la audiencia pública realizada el año pasado, a partir del denominado “Pacto Pro-K”, y los esfuerzos colectivos, abiertos y autogestionados, como el GLUP (grupo de lecturas por una urbanización participativa), espacio donde nos hemos encontrado para discutir con muchos compañeros de la carrera, pero también de otras carreras, e incluso de otras universidades. Problematizar la producción social de las ciudades fue y es un objetivo central del GLUP.
Desde Geoide siempre destacamos la importancia de sostener una dialéctica de construcción del conocimiento. Es importante, siempre decimos, construir desde la praxis. Y es desde esta perspectiva que surgió el GLUP: nuestra militancia en la Mesa por la Urbanización Participativa de la Villa 21/24, en Barracas, nos llevó a re exionar sobre los alcances de ese proyecto, no sólo para el barrio sino para la Ciudad toda. Antes que pensar ¿qué implica la “urbanización” de las villas? ¿qué signi ca que sea “participativa”?, nos parece importante comprender las lógicas subyacentes de producción de la ciudad: ¿por qué las villas existen? ¿cómo y para quiénes se produce ciudad?
Entonces, una cosa fue llevando a la otra: de la Mesa al GLUP, y del GLUP al… Bachi. Aunque todo el año pasado participamos de un Seminario de Promotores Urbano-Ambientales, acercando la re exión sobre los problemas ambientales y también la Urbanización Participativa de la Villa, a través de la Cartografía Social, este año decidimos dar un paso más en el barrio, y aportar al Bachillerato Popular de Jóvenes y Adultos en Derechos Humanos de la Villa 21/24, como profes. ¿Y cómo se llama la materia?: Derecho a la ciudad. El gran desafío es levar las re exiones del GLUP al bachi, acercando herramientas para que los vecinos también comiencen a pensar la ciudad, el barrio y el propio proyecto de urbanización de la Mesa de manera crítica. Creemos que es una buena forma de compartir re exiones que suelen quedar enfrascadas en la academia. Discutir con los compañeros del Bachi cuestiones como la segregación socio espacial, gentri cación, leer juntos a Harvey, y a la vez tener siempre presente dónde pisamos, nuestra realidad material, los con ictos de éste barrio y ésta ciudad, nos resulta una tarea más que interesante y enriquecedora.
En este vaivén entre la re exión teórica y la acción en el territorio, el GLUP nos llevó también a acercarnos a la experiencia de nuestro primer EGAL (Encuentro de Geógrafos de América Latina). Porque disputar la construcción del conocimiento también es un objetivo de Geoide, algunos compañeros escribimos y presentamos una ponencia, con el desafío de mostrar nuestra mirada sobre la plani cación urbana para el caso de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en relación a la plani cación estratégica y al Derecho a la ciudad.
El trabajo condensa las re exiones alcanzadas en el marco del GLUP y los con ictos que atraviesa nuestra Ciudad, sedimentando conclusiones, posiciones y nuevas preguntas para seguir adelante.
Además de nuestro trabajo territorial en la Mesa y el Bachi, desde Geoide venimos tratando de intervenir en la Ciudad también en otros barrios. Hace pocos meses, junto con agrupaciones amigas, formamos “Ciudad para quiénes”, un colectivo dispuesto a “desnaturalizar la idea del Distrito Tecnológico (DT) como motor del desarrollo de los barrios del sur”. Parque Patricios, Pompeya y en menor medida Boedo son los barrios que están recibiendo los impactos de las políticas del DT, iniciativa que replica medidas que ya han sido aplicadas en muchas otras ciudades del mundo, e incluso en otros barrios porteños, en el marco de la Plani cación Estratégica.
Con este trabajo nos interesa, por un lado, hacer un seguimiento de los impactos de la aplicación del DT. Partimos de la hipótesis de que este tipo de valorización de la ciudad, bajo una lógica de producción capitalista, sólo eleva el costo de vida de los habitantes, a través del aumento del valor del suelo y de los gastos domésticos (impuestos, productos de reproducción básica), transformándose en barrios que expulsan pobladores vulnerables, en favor de otros que pueden asumir el nuevo “costo de vida”. Estamos hablando, por lo tanto, de procesos de gentri - cación. Por eso nos preguntamos ¿para quiénes “se están poniendo lindos nuestros barrios”? Por otro lado (pero no tanto), nos interesa que las discusiones acerca de qué ciudad y para quiénes salgan de la universidad; que el fenómeno de la “gentri cación”, de moda entre intelectuales y algunos militantes, sea algo conocido y visualizado por todos. Que nos sirva como herramienta para pensar y luchar en la ciudad. El Bachi y Ciudad para quiénes son dos iniciativas en este sentido.
Y… ¿qué pasa en la carrera de geo con el Derecho a la ciudad? Lo que se puede ver en las aulas, es que existen áreas de estudio desde las cuales estas re exiones se podrían produndizar, aunque esto no ocurre. En general, el derecho a la ciudad aparece por fuera de las aulas, por ejemplo, el año pasado con el GLUP, y este año entre los estudiantes en el marco del ENEG. Esto pareciera responder a un programa político y al carácter de clase de la universidad, que no tiene como objetivo alcanzar estas re exiones, sino más bien reproducir discursos que de nada sirven para pensar en nuevos tipos de ciudad (no capitalistas, por ejemplo): el paradigma hegemónico no es revolucionario. Este año, como ya es sabido, la regional UBA tiene a cargo la organización del ENEG. El derecho a la ciudad, justamente, será el eje del encuentro, y las entradas de campo estarán, pues, orientadas por esa problemática. En este marco, desde Geoide venimos pensando varias entradas, que sirven para visualizar este problema en nuestra ciudad.